A veces, lo más espiritual que podemos hacer, es no hacer nada

Hoy en la mañana estuve conversando con una cliente con la que llevo un par de semanas de estar trabajando. Ella tiene al rededor de un año de haber "despertado" su consciencia y desde entonces, su vida ha tenido muchos giros. Cuando le pregunté cómo había estado su fin de semana, me contó acerca de un drama que se detonó, cómo le afectó y cómo lo manejó.

Realmente, hizo un excelente trabajo: identificó las emociones que sentía, las emociones que la detonaron, de qué forma se hirió, qué de su historia personal hace que ella reaccione así, en fin, lo manejo como una bichota emperatriz enigma empoderada.

Sin embargo, seguía overanalyzing lo que pasó y cuáles iban a ser sus next steps para poner límites y obtener claridad de las demás personas. Este nivel de introspección requiere una cantidad de energía absurda que solo lxs que hemos pasado por ahí entendemos.

Mi recomendación fue: pausar.

Recuerdo cuando yo empecé en el camino del "despertar espiritual" y de la consciencia. Era agotador, porque uno cae en cuenta de muchas cosas que antes uno no comprendía. Caes en cuenta de tus detonantes, de por qué ciertas cosas te afectan, los tipos de apego y de traumas que se activan, y como si fuera poco, el montón de tristeza, ira, injusticia y rencor que vienen de la mano.

Te juro que llegué a tener burnout de estar 24/7 analizándome. En la academia TikTok, le llaman "the dark night of the soul".

Pero uno no sana o evoluciona racionalizando todo lo que ocurre, sino que uno sana siendo, sintiendo, existiendo en unidad con todo lo demás.

Conforme fui evolucionando, me di cuenta que después de esas mini crisis de burnout donde quedaba fundida, venía un estado de aceptación radical y profunda, donde simplemente me permitía existir y no pensar, no hacer nada, y ya estando ahí, siempre me llegaba claridad y entendimiento de la situación y de cómo el drama que había hecho en mi cabeza, solo era una combinación de dolor con berrinche.

La frecuencia hogar o la frecuencia madre es la frecuencia en la que estamos cuando estamos lo más conectados a nuestra alma. Es el estado donde aceptamos la vida tal cual es, nos sentimos agradecidxs, confiadxs, ecuanimes y en profunda paz. Desde esa frecuencia, es de dónde debemos tomar decisiones.

Lo ideal es tener alguna practica diaria que te mantenga cerca de esa frecuencia madre, como meditar, leer, orar, journal, etc. pero si algo pasó y te saliste de ella, lo mejor que podes hacer es pausar, no tomar acción, tener autocompasión y con el pasar de las horas o de los días, todo se vuelve claro y cae en su lugar.

Por eso, a veces lo más espiritual que podemos hacer, es no hacer absolutamente nada.

Si queres que platiquemos acerca de tu caso y cómo te puedo apoyar, podes aplicar en el siguiente enlace.

Aplicar aquí

Back to blog